¿Qué es la Cultura 4.0? Se trata de un concepto que busca describir y potenciar la difusión, comunicación y acercamiento de la cultura de múltiples maneras, a través de distintos canales y utilizando muy diferentes tecnologías, de manera análoga a lo que ocurre, por ejemplo, con la Industria 4.0, que busca la interconexión de personas, procesos y tecnología para obtener los mejores resultados.
¿Qué es la Cultura 4.0 con más detalle, qué motivación, características, impacto y tecnologías tiene?
Tal y como se ha introducido ya, la Cultura 4.0 intenta describir todos aquellos procesos relacionados con poder transmitir las múltiples vertientes de la cultura a través de canales no solo convencionales, sino también aquellos que utilizan las “nuevas tecnologías” para poder llegar a un público más diverso, ser más interactivas, potenciar su difusión o, en general, mejorar en sus diferentes aspectos.
La Cultura 4.0 lleva implícita la promesa de una revolución que combina nuevas mentalidades, formas diferentes de hacer las cosas y de ejecutar los procesos, así como la utilización masiva, pero responsable, de tecnología que se integrará en las organizaciones y entre las personas de tal manera que potenciarán las relaciones entre ellos.
El concepto de cultura es muy amplio y despierta un animado debate. Según el diccionario de la RAE, en la acepción que es más acorde con el contexto del que tratamos es:
Conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc.
Por tanto, la cultura no solo afecta al mundo de la música, al teatro, espectáculos, libros, ópera, etc. sino que incluso podría extenderse a muchos otros. En este artículo lo definiremos más centrado en el contexto del arte (desde orquestas de música clásica a bandas de música -incluso de aficionados-, pasando por rock, obras de teatro, literatura, pintura, escultura, etc.) en sus múltiples formas.
Partiendo de este enfoque, podemos considerar “Cultura 1.0” como aquella “clásica” y en la que, por ejemplo, los asistentes a un concierto de música clásica, pop o rock, son meros sujetos pasivos que se deleitan con la música “sin hacer nada más” (ni nada menos, por ejemplo, aplaudir), los visitantes de un museo contemplan los elementos expuestos o los espectadores de una obra de teatro están en sus butacas escuchando lo que los actores representan, tanto de manera presencial como a distancia.
Apenas hay interacción bidireccional (aunque, por supuesto, puede existir) entre las partes, esa es una característica de la Cultura 1.0.
La Cultura 2.0 podemos definirla como la incorporación de la web 2.0 y, todo lo que ello conlleva, a la Cultura 1.0. Mediante Twitter, Facebook, Instagram, YouTube o incluso WhatsApp y otros medios sociales, la cultura puede ser difundida de forma más amplia, tanto por las propias organizaciones culturales como por los propios usuarios que desean compartir y dar a conocer a su red de contactos y amigos y familiares lo que están disfrutando, ya sea un concierto, una obra de teatro, un libro, etc.
Vivimos en una sociedad “enganchada” a las redes sociales, y muchas organizaciones culturales siguen sin ver las grandes aportaciones de visibilidad que los “social media” pueden aportar.
Muchas entidades culturales siguen sin escuchar las peticiones que hace su público en ciertas ocasiones, por ejemplo, la de poder usar el móvil durante un concierto. Existen notables excepciones como en el Auditorio de Madrid o el Concertgebouw de Amsterdam, donde ya no se prohíbe. Solo se avisa que el teléfono hay que ponerlo en modo silencio para no molestar. No son, sin embargo, lo más habitual.
Se puede entender ya que lo que se busca es no interrumpir el concierto, pero hoy en día los smartphones permiten ser utilizados en silencio sin molestar a nadie y los usuarios, si están concienciados, serán los primeros que no querrán molestar a los demás.
Es una gran diferencia entre los conciertos de música clásica, ópera, etc. y los conciertos de música pop o rock, en los que los artistas, con excepciones, permiten el uso de móviles y difundir lo que está pasando. Gracias a esto, los amigos y contactos de los asistentes en ocasiones pueden asistir a distancia a parte del concierto y ver lo bien que lo están pasando y convirtiéndose quizá (o no) en un potencial cliente futuro.
Poco a poco, esta Cultura 2.0 se está introduciendo en las organizaciones culturales. Recuerdo con emoción cómo en el año 2015 prestigioso auditorio de Baluarte en Pamplona (España) y durante la final de un concurso internacional de violín, anunciaron por megafonía a un auditorio de más de 1500 personas que sí se podían utilizar los móviles. Fue emocionante y parte de la iniciativa puesta en marcha en evento Sarasate Live y la Academia Sarasate en la que también participamos activamente David Peralta y yo colaborando con la organización.
Incluso reservaron asientos para los tuiteros:
Es importante que los artistas y organizaciones sean conscientes de las ventajas, aportaciones (e inconvenientes, claro) que la cultura 2.0 puede aportar. De hecho, parte de la Academia Sarasate que tuve el privilegio de llevar a cabo fue impartir formación sobre redes sociales para que futuros músicos dispongan de estas importantes competencias.
Incluso David y yo pusimos en marcha diferentes experimentos: #MúsicaySM: 7 ideas para unir música clásica y redes sociales. También grabamos un concierto desde la perspectiva del director utilizando una GoPro:
La Cultura 4.0 va más allá de la Cultura 2.0, y no se queda en las redes sociales o formas de comunicar a través de Internet, sino que busca la integración de más tecnologías y nuevos planteamientos para mejorar en todos los aspectos.
Las organizaciones deben identificar las tecnologías que mejor satisfacen sus necesidades e invertir en ellas. Es necesario comprender las oportunidades cambios que se suceden para poder aprovecharlos.
Además de cambios tecnológicos, la Cultura 4.0 conlleva cambios en los paradigmas de actuación y de enfocar las situaciones. Me atrevería a decir que los cambios de mentalidad son incluso más importantes que la tecnología, ya que hay muchas herramientas para hacer lo mismo, pero no siempre se es consciente de su existencia y necesidad o idoneidad.
Los directivos de las organizaciones culturales (y, por supuesto, de otros ámbitos) deben adaptarse para acometer los cambios que transformará su negocio, y es que en el fondo cualquier institución cultural es un negocio que de una manera u otra debe cumplir sus objetivos (que en muchos casos es dar beneficios, aunque no siempre).
Es importante destacar que no solo los directivos deben empujar hacia la transformación digital de la organización, sino que lo ideal sería que todos participasen del proceso, apoyándose mutuamente y colaborando de manera fluida para lograr el mejor resultado, exactamente igual que ocurre en un concierto cuando todos tocan en armonía bajo las indicaciones del director.
Es importante comprender el potencial de esta cuarta revolución que está propiciando la tecnología y la llamada “Sociedad de la información”, ya que no solo afectará a la forma de comunicar (como en la Cultura 2.0) sino también en muchos más aspectos de la propia organización y su negocio (e incluso a la propia sociedad).
La Cultura 4.0 puede significar incrementos en los ingresos, llegar a un nuevo público hasta antes inalcanzable, satisfacer más a los clientes/usuarios y, en general, ser más eficiente.
La propia Cultura 4.0 puede terminar revolucionando la manera de interactuar entre las partes (tal y como me indica David Peralta, hay experimentos en Holanda para incluir al público en el concierto a través de su interacción con los smartphones), y es posible que sean necesarios nuevos roles en las organizaciones ahora inexistentes.
A modo de ejemplo, hasta la llegada de la web 2.0 no era necesario tener a alguien con el rol de “Community manager”. Hoy cada vez más organizaciones culturales, por ejemplo, los museos tienen presencia activa en Twitter.
Esto mismo puede ocurrir como consecuencia de otras nuevas funcionalidades, operaciones y maneras de trabajar o servicios, incluso nuevos.
Por ejemplo, la utilización de tecnologías disruptivas como blockchain pueden aportar confianza y transparencia a la hora de realizar determinadas operaciones, como por ejemplo remunerar a los artistas de diferentes sectores por el uso que se hace de sus obras de manera transparente y reduciendo al mínimo imprescindible el número de intermediarios para que el auténtico creador reciba más ingresos por su trabajo.
Las consecuencias e impacto finales de la Cultura 4.0 todavía están por descubrir ya que es un nuevo mundo en el que los avances tecnológicos que pueden servir de base a esta transformación digital de las organizaciones se suceden a gran velocidad.
No obstante, hay que destacar que por lo general la adopción de la tecnología en las entidades es mucho más lenta de lo que avanza la parte técnica y lo más importante (y difícil) son los cambios en planteamientos, enfoques, paradigmas y mentalidades a la hora de visualizar el negocio y no tanto la tecnología que no es más que una herramienta.
La Cultura 4.0 puede impactar en:
(Probando 2 tabletas) Un concierto con partituras la app de @BlackBinder y tabletas de @SamsungEspana #SarasateLive pic.twitter.com/YTHJd2yLAu
— Christian Delgado von Eitzen (@christiandve) 4 de julio de 2015
A continuación incluyo una lista a modo de referencia de tecnologías que poder aplicar a la transformación digital de las organizaciones culturales, pero puede haber más opciones:
En este interesante artículo se puede ver un ejemplo de seguimiento del pulso de un músico durante un concierto:
Aquí un ejemplo de un museo interactivo de la música en Málaga en el que animan a los visitantes a tocar todo (literalmente) y a interactuar:
Debemos, eso sí, ser conscientes de que la utilización de tecnología y sistemas informáticos más o menos complejos con conexiones a Internet dentro de las organizaciones culturales conlleva riesgos desde el punto de vista de la seguridad informática y la ciberseguridad.
Todos los dispositivos conectados a Internet o a las redes de las organizaciones son susceptibles de ser accedidos o atacados desde dentro o incluso fuera de la misma organización a través de Internet. Las motivaciones de los atacantes pueden ser de muy diferentes tipos (reivindicación, búsqueda de beneficios económicos, venganza, etc.) pero por ejemplo en el caso de un museo con obras de arte valiosas, el intento de robo puede ser un aliciente poderoso.
Existen ya organizaciones criminales dedicadas a ofrecer el crimen como servicio crime as a service, por lo que ya no es imprescindible que los delincuentes interesados dispongan de las competencias tecnológicas necesarias, sino que pueden contratar los servicios de “hackers” malvados para hacer este trabajo que supone un importante negocio.
No podemos ni debemos negar la existencia de la “guerra cibernética” y las organizaciones de todo tipo deberían replantearse seriamente la importancia de la seguridad de la información, la protección de los sistemas y del valor de los datos como recursos estratégicos de la organización.
A modo de conclusiones y resumen, la Cultura 4.0 es el resultado de la aplicación de nuevas tecnologías y herramientas a los ámbitos de las organizaciones culturales y las personas que forman parte de ellas, pero la parte más necesaria es la apertura de mente, el cambio de forma de pensar y del paradigma a la hora de acometer las diferentes acciones y de comunicar, y para ello es imprescindible la formación.
No es sencillo en absoluto un proceso sencillo ni que se pueda acometer de la noche a la mañana. La tecnología debe ser una herramienta y no un fin en sí misma como a veces parece.
El compromiso por la innovación debería llegar impulsado por la dirección y resonar a través de todos los miembros de la organización.
En definitiva, la Cultura 4.0 puede suponer una revolución del mundo cultural en todos sus aspectos y conviene tenerla presente.
Qué inteeresante es esto de la cultura 4.0. Mi hermano es músico amateur en una orquesta tocando la trompeta y le comentaré todo lo que dices. Es verdad que todos usamos teléfonos y que la era de estar sentados aplaudiendo suena a dinosaurios porque cuando tocan ellos o voy a conciertos hago muchas fotos y me molestaria no poder hacerlas. Hace años que te leo y es la primera vez que me animo a comentar. Aprovecho para felicitarte por el buen trabajo que haces para tenernos informados. Un abrazo. Héctor.
Gracias por el testimonio, Héctor y me alegro de que te haya gustado.
Saludos.
Juan
Gracias por este impresionnte artículo; que me ha hecho pensar, que cada vez estoy mas cerca, del futuro que hemos visto en películas, para mi inolvidable: El Hombre Bicentenario.
Gracias por el testimonio, Juan y me alegro de que te haya gustado. Muy buena película por cierto.
Saludos.
Fantástico artículo sobre la cultura 4.0. Desconocía el término pero tiene sentido.
Un saludo.
Gracias por el testimonio, Fran y me alegro de que te haya gustado.
Saludos.
Buen artículo sobre la cultura 4.0, la tecnología sigue creciendo y sorprendiéndonos.
Gracias.