Qué es fog computing y cloud computing. Diferencias entre la niebla y la nube

¿Qué es el fog computing (computación en la nieba)? ¿Qué es el cloud computing (computación en la nube)? ¿Es lo mismo fog que cloud computing? No. Existen diferencias entre ellos y aunque cada vez tienden a oírse más estos términos, no siempre se tiene claro el ámbito de cada uno y qué es qué.

Para tener claras las diferencias entre fog computing y cloud computing, en primer lugar conviene definir en qué consiste cada concepto.

Qué es el fog computing y el cloud computing. Diferencias entre la niebla y la nube

Qué es el fog computing y el cloud computing. Diferencias entre la niebla y la nube

¿Qué es el cloud computing o computación en la nube?

El concepto de “nube”, computación en la nube o cloud computing ya se ha hecho bastante popular en la sociedad y conocido por el gran público.

Se refiere, simplemente, al hecho de utilizar recursos informáticos a través de Internet que no están ubicados en un servidor concreto de Internet, sino que hay varios disponibles en centros de procesos de datos que, a nosotros, los usuarios, nos resulta indiferente, ya que es algo transparente y no percibimos si usamos el servidor A del servicio Z o el servidor B del mismo servicio Z.

Cloud computing - Imagen de Tumisu en Pixabay

Cloud computing – Imagen de Tumisu en Pixabay

Esos servidores que proporcionan los servicios cloud o en la nube “no se sabe dónde están” (pero pueden estar muy lejos físicamente), y para poder utilizarlos, hay que enviar la información a Internet, que la propagará desde su origen hasta el servidor de destino, lo que llevará más o menos tiempo según la distancia, la congestión de las redes y otros parámetros.

Siri

Siri

Un ejemplo de servicios cloud pueden ser perfectamente el uso de Siri, Amazon Alexa o Google Now cuando hablamos al aparato (por ejemplo, “¿Qué hora es?”), lo único que hace el aparato es grabar la voz y enviarla, a través de Internet, a servidores remotos que forman la nube de Apple, Amazon o Google respectivamente. En esos potentes centros de procesado de datos (mucho más que cualquier equipo doméstico) se analiza la información de la grabación (lo que dice la persona), se procesa y se devuelve una respuesta, que, en este caso de ejemplo, hace que el dispositivo en cuestión sepa que debe decir en voz alta la hora actual. Todo esto se hace en cuestión de fracciones de segundo.

¿Qué es el fog computing o computación en la niebla?

En el caso del cloud computing, se utilizan servidores remotos que físicamente pueden estar muy lejos del usuario. Por cuestiones de retardo en las respuestas y eficiencia, se intentan ubicar cerca de él, pero pueden encontrarse, por ejemplo, incluso en otro continente.

El fog computing aparece para mejorar la eficiencia en el procesamiento de ciertos datos que no tiene quizá sentido que viajen tan lejos cuando pueden ser procesados en algún servidor más cercano. Debemos tener además en cuenta que cada vez hay más dispositivos conectados a Internet y la tendencia es que siga en aumento de forma exponencial.

Qué es el fog computing - Imagen de Z-S en Pixabay

Por tanto, lo que hace el fog computing o computación en la niebla es procesar los datos en dispositivos “locales” que no se encuentran en Internet, sino que están más cerca físicamente: en el borde de la red (edge computing), mejorando mucho los tiempos de respuesta y actuando de forma más eficiente ya que no hay que enviar la información a través de Internet o, si hay que hacerlo, están «cerca» del usuario. Mucho más que la nube.

Esta manera de trabajar permite utilizar dispositivos poco potentes para captar datos (por ejemplo, un sensor inteligente de temperatura en una planta industrial), y que la información generada (que no puede ser procesada totalmente en el sensor) se analice en dispositivos con capacidad de cómputo que se encuentren en la misma red a la que se encuentra conectado, antes de llegar a Internet, y que incluso interactúe con otros dispositivos de la misma red para tomar decisiones.

Esa es, precisamente, la computación en la nube o fog computing, que como su nombre indica, es como la niebla, es decir, una nube, pero mucho más cercana y que casi se puede “tocar”, más eficiente, más rápida en dar respuestas y permite incluso tomar decisiones en tiempo real.

Se habla cada vez más de la IoT o Internet de las Cosas y se estima que en 2045 habrá unos 100.000 millones de dispositivos conectados a Internet frente a los 8.000 millones actuales (según fuentes). Es imposible pensar que todos va a poder utilizar de manera concurrente el cloud computing, por lo que el fog computing no solo no es lógico, sino que es (y será) más que necesario.

Dispositivos IoT (Internet of things o Internet de las cosas). Imagen de Tumisu en Pixabay

Dispositivos IoT (Internet of things o Internet de las cosas). Imagen de Tumisu en Pixabay

En el caso del fog computing, no es imprescindible depender de un servidor central, ya que es posible que los dispositivos que forman la red, si tiene capacidad suficiente y saben cómo, procesen datos e interactúen entre sí para almacenar información de forma distribuida y tomen decisiones, formando entre todos ellos la niebla.

El fog computing es un mundo todavía incipiente donde no están todos los estándares definidos y hay mucho trabajo por hacer para diseñar sistemas que se interconecten, interactúen y colaboren entre sí de manera eficiente y garantías de seguridad y confidencialidad de la información, pero la industria parece decidida a ir por ese camino, por otra parte, lógico.

A modo de ejemplo, si en una fábrica hay un sensor que capta datos de una máquina y la información determina que detener su funcionamiento de forma inmediata, parece razonable pensar que la respuesta será más rápida si la decisión se toma en un equipo local, transmitiendo la información dentro de la propia red que no enviando la información del sensor a la nube, analizando ahí y devolviendo la orden de ejecución a la máquina desde la nube.

Ese es precisamente el sentido de la computación en la niebla o fog computing.

Otro ejemplo muy claro puede ser el de un coche autónomo, que obtiene información de los dispositivos conectados (semáforos, otros coches, señales de tráfico, etc.) de su entorno local de forma directa, sin tener que hacerlo de Internet a través de la nube.

Estos ejemplos están orientados a la industria o a los coches inteligentes, pero el fog computing puede ser aplicado perfectamente al hogar (sistemas domóticos), a las incipientes Smart cities o ciudades inteligentes y, en general, a cualquier entorno actual en el que la conectividad y el intercambio de información sea algo imprescindible.

Diferencia entre fog computing y cloud computing. Diferencia entre cloud computing y fog computing

Una vez visto lo que es el cloud computing o la computación en la nube y el fog computing o computación en la niebla, la diferencia parece clara: si bien ambos persiguen hacer un procesamiento de los datos, en el caso de la nube, los servidores están “lejos” o, más bien, “no se sabe dónde están”, mientras que en el caso del fog computing el procesamiento de la información se realiza en dispositivos con capacidad de procesamiento pero en un entorno mucho más cercano (local), reduciéndose los tiempos de respuesta al no haber necesidad de enviar la información (y de recibir la respuesta) de Internet.

¿Fog computing o cloud computing?

¿Fog computing o cloud computing?

Se podría ver como que el fog computing alarga la nube para que esté todo más cerca de los dispositivos que generan la información y que todo o parte del procesamiento de los datos necesario se haga sin necesidad de enviarlo a Internet (por otra parte, algo que siempre es más seguro) por parte de dispositivos con conectividad y capacidad de procesamiento.

Ahora que ya estamos acostumbrados a la computación en la nube o cloud computing, debemos empezar a familiarizarnos con el fog computing o computación en la niebla.

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