Todos los que usamos regularmente el correo electrónico (yo personalmente ya no puedo estar sin él –como rezaba un anuncio de un estropajo en TV-) y lo “prodigamos” por ahí estamos avocados a sufrir el fenómeno conocido como SPAM y que consiste, básicamente, en la recepción de correo no solicitado ni deseado normalmente con fines comerciales (si bien tiene variantes como el phishing por ejemplo, ya comentado en esta columna y que persigue obtener datos confidenciales mediante el engaño).
Lo que comenzó siendo una actividad puntual y casi anecdótica, se ha convertido en una auténtica “gallina de oro” para los “spammers” y es que no es para menos: se trata de un negocio sencillo, barato, relativamente seguro y lucrativo. En el lado negativo indicar (importante) que es ilegal en muchos países, entre ellos, España.
Es sencillo, porque usando herramientas informáticas básicas y muy fáciles de manejar, podremos comenzar a “trabajar”. Es barato, porque el equipo básico consta de un PC (700 €), una base de datos con direcciones de email (200 €) y una conexión a Internet (50 €/mes, 70 € si incluimos también un servidor para alojar nuestra propia web). Es decir, por unos 1.000 € tenemos un equipo listo que ya puede empezar a mandar emails no solicitados a víctimas inocentes. Es relativamente seguro, pues dependiendo de la ubicación de los servidores (o la nuestra, según el país en el que estemos) es posible que no se pueda localizar físicamente (o sea muy difícil) el ordenador destinatario que, además, aprovechándose del carácter intrínsecamente inseguro de Internet, falsifica la dirección del email de procedencia con lo que el anonimato del spammer está casi garantizado, siendo la localización del ciberdelincuente por todo ello una tarea muy laboriosa y aún en caso de conseguir llegar a buen puerto habría que llevar al responsable ante la justicia y casi seguro que a día de hoy saldría airoso. Como en otros muchos casos, las leyes van detrás de las necesidades de la sociedad.
¿Rentable? Estará pensando el lector. ¿De dónde sale el dinero? Es más que probable que haya recibido algún email no deseado y casi seguro que no se ha planteado comprar esas pastillas azules que venden tan baratas o contratar la hipoteca de su casa… La cuestión es que según las estadísticas, un 5% de los usuarios sí lo han hecho, un 10% ha contestado alguna vez a tales correos y un 33% confiesa haber seguido los links indicados. Haciendo, por ejemplo, unos números rápidos:
Compramos diez millones de direcciones de email, las mandamos en un mes. Supongamos que nos pagasen una comisión de 0,05 € por cada venta (o más): tendríamos unos conspicuos beneficios de 25.000€. Al mes siguiente repetimos con otro producto… o no, seguimos insistiendo con el mismo.
Por ello cada vez hay más tráfico de este correo basura (se calcula que entre un 60% y 80% del total de emails que circulan por la red).
NOTA: Con las cifras y los argumentos presentados no pretendo, ni por asomo, que el lector considere replantearse su vida, cambiar su empleo diario y se dedique a mandar correo basura a diestro y siniestro, ¡nada más lejos de mis intenciones! Ya hay demasiados spammers en el mundo…
(Continuará en el próximo número con más información y formas posibles de solucionarlo)
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