
En la era industrial una huelga de estas características podía llevar a detener prácticamente la actividad de un país si además los piquetes, más o menos violentos, recorrían las ciudades “animando” a no ir al trabajo. Todo cambia y hoy en día ya no es exactamente así. Ya no es posible paralizar totalmente un país. Las actividades a través de Internet no se detienen: por ejemplo las tiendas virtuales pueden seguir abiertas cuando las reales cierran la persiana por miedo a daños o a ser acusados de insolidarios con la causa, los vendedores que optan por trabajar pueden seguir contactando por teléfono o email con los clientes sin tener que desplazarse, etc. No recuerdo haber visto ese día ninguna página “cerrada por huelga”, ni siquiera los periódicos que no llegaron a salir en papel a la calle. De momento no existen los “ciberpiquetes”.

Supongamos que tengo mi CD de música, legal, comprado y pagado religiosamente. La ley de la propiedad intelectual me permite, sin necesidad de autorización del autor, realizar una copia «para mi uso privado» y siempre que la ésta no sea objeto de utilización colectiva ni lucrativa. Para compensar los discos que debido a esta “mi” copia no se van a vender, el autor deberá recibir una remuneración, que la propia ley reconoce pero no define expresamente. Sigue leyendo