Una de las primeras aplicaciones que surgieron en la primitiva Internet fue el correo electrónico o E-Mail, y ya desde sus comienzos se mostró como una herramienta de enorme utilidad y aceptación. Un E-Mail es el equivalente electrónico de una carta convencional con el formato de dirección usuario@dominio.extensión y con la particularidad de que para enviarla y recibirla se necesita una serie de dispositivos (normalmente un ordenador, una conexión a internet y un sistema de correo desde el que podamos acceder a nuestro “buzón electrónico”). Si pensamos además que una vez recibidos los mensajes, podemos proceder a leerlos y contestarlos cuando más nos convenga (a diferencia de una llamada telefónica, por ejemplo) y que el tiempo que tarda en llegar el mensaje es normalmente muy reducido, se podría llegar a pensar que es muy similar al fax, y esto es cierto, pero el Mail tiene muchas más ventajas, algunas de ellas son: